Importancia fotoprotección

Protegerse del sol es algo que, por suerte, la mayoría de personas tiene muy interiorizado pero, aun así, es importante recordar algunas pautas básicas que a veces se nos escapan.  

  • Hay que aplicarlo en cantidad suficiente (2mg/cm2): en un adulto son unos 30ml para todo el cuerpo y para la cara una cucharada de café.
  • Media hora antes de la exposición solar.
  • Reaplicarlo cada 2 horas y después del baño.
  • Evitar la exposición solar durante las horas en las que los rayos solares tienen una incidencia más directa sobre la Tierra (entre las 12h y las 16h).
  • Complementar la fotoprotección tópica con la oral.

Hay varias radiaciones del espectro solar que llegan a la tierra y es importante conocer su impacto en la degradación de la piel:

  • Los UVA penetran más profundamente en nuestra piel hasta la dermis. Broncean pero también causan la aparición de las arrugas y el fotoenvejecimiento. Pueden dañar el ADN de las células de la piel y se ha visto que pueden estar implicados en el desarrollo de algunos cáncer de piel. Son las radiaciones que emiten la mayoría de cabinas de bronceado. 
  • Los UVB llegan hasta la epidermis, siendo los responsables de las quemaduras solares, alergia solar y también pueden dañar directamente el ADN de las células de la piel pudiendo causar cáncer de piel.
  • Visible: participan en la degradación del colágeno y producen eritema.
  • Infrarrojo A: pueden producir aparición de arrugas, manchas y cáncer cutáneo (melanoma).

Ahora bien, todo esto ¿sabemos realmente aplicarlo a la práctica? Aquí vamos a enseñarte a saber analizar un fotoprotector.

FPS: representa la capacidad de un protector solar para retrasar el eritema cutáneo provocado por la radiación solar. Es decir, cuanto tiempo tardaríamos en quemarnos cuando se usa el protector solar, en comparación con el tiempo necesario sin usarlo. Por ejemplo, FPS 30 significa que utilizando protector solar tardaríamos 30 veces más en quemarnos que sin usarlo.

PA+ o PPD: mide la protección contra los rayos UVA: a mayor cantidad de «+» en PA, mayor protección UVA, siendo el máximo 4 “+” y el mínimo ninguno.

Amplio espectro: Un producto etiquetado como amplio espectro ofrece protección contra rayos UVA y UVB. Si protegen contra los UVA, contendrán un símbolo UVA rodeado de un círculo en el envase. Si tiene ese símbolo, el valor de la protección UVA es de al menos 1/3 del valor del SPF.

PAO “Period After Opening”: hace referencia al tiempo que un producto puede usarse de forma segura después de abrirlo y es de especial importancia en productos solares para asegurar su efectividad.

Composición: los filtros pueden ser de dos tipos:

  • Químicos: como el avobenzone y el oxybenzone, funcionan absorbiendo los rayos del sol.
  • Físicos (minerales): como el óxido de zinc y el dióxido de titanio, reflejan los rayos UV.

Ambos son seguros y no son tóxicos, ya que se utilizan en las cantidades adecuadas y testadas. Los filtros físicos suelen estar más recomendados en personas con piel sensibles, alérgicas y en niños, ya que son menos propensos a causar irritación. 

También es interesante que en su fórmula se introduzcan activos antioxidantes y reparadores del daño solar, como la tecnología Fernblock de Heliocare o las fotoliasas utilizadas por Isdin.

Y por último, recuerda que el bronceado no es más que una señal de daño en la piel, así que si quieres lucirlo igualmente, hoy en día hay muchos productos que te ayudan a conseguirlo sin perjudicar, como los autobronceadores.

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